La cultura humanística, asediada y cada vez más relegada hoy en día, recobra aquí un sorprendente aliento, quizá porque, como ha dicho el propio autor, se trata «de una larga tradición que se hace novedad cada vez que unos ojos la existen»

Es esta una novela sobre el poder de la imaginación y de la cultura. El yo narrador se lanza a la búsqueda de una mujer a la que nunca ha visto y de la que apenas conoce el nombre, y que es más una criatura de ficción que una muchacha de carne y hueso. Se explica así que Rebeca desaparezca, tal y como anuncia el narrador cuando se pregunta si será capaz de describir en el futuro los rasgos físicos de la muchacha. En el curso de esa búsqueda amorosa, el protagonista se erigirá en defensor de un mundo (que es al mismo tiempo el de su infancia y el de la tradición humanística) amenazado por la modernidad y casi en trance de desaparecer. Esa proyección hacia el pasado (el personal y el de la tradición) es esencial en la obra, porque, como dice el autor citando a Séneca, «es brevísima la vida de quienes se olvidan del pasado y no se cuidan del futuro».

El lector encontrará aquí, por tanto, los grandes temas de la novelística de Antonio Prieto: su amor por los libros, su búsqueda de la mujer ideal, su nostalgia por el tiempo que pasa y la posibilidad de recuperarlo a través de la creación artística. El lector volverá a encontrar también el refinamiento formal del autor, su dominio de la lengua y su capacidad para evocar un fascinante espacio intemporal donde conviven Alcibíades y Nueva York, el año 1975 y el siglo IV a.C. El resultado es un texto inclasificable, a medio camino entre la novela y el ensayo, en el que no se sabe si admirar más la sensibilidad del crítico o el poder del fabulador para crear un mundo propio y personalísimo.

Antonio Prieto (Águilas, 1929) cursó estudios de Filología Románica y Filología Italiana en la Universidad Complutense de Madrid. Ha ejercido su docencia en las universidades de Pisa, Málaga y la Complutense donde alcanzó la Cátedra de Literatura Española que ejerció hasta su jubilación.

En el campo de la novela Antonio Prieto ha realizado una extensa producción que se inició con Tres pisadas de hombre, Premio Planeta de 1955. A esta obra le siguieron los siguientes títulos: Buenas noches, Argüelles, Vuelve atrás, Lázaro, Encuentro con Ilitia, Elegía por una esperanza, Prólogo a una muerte, Secretum, Carta sin tiempo y El embajador (Seix Barral, 1988), calificada por Fernando Lázaro Carreter como una “espléndida combinación de fantasía y saber”.

Antonio Prieto, con una extensa obra, fue dos veces galardonado con el Premio Andalucía de la Crítica y en palabras de Manuel Alvar: “su capacidad de fabular y “su maestría en el uso de la lengua” hacen de él un “gran novelista”.

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